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Orígenes

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Los orígenes de este tipo de cáncer se remontan al año 1817, cuando los descubrimientos del doctor George Langstaff produjeron el reporte de casos esporádicos relacionados con la enfermedad. Los hallazgos de Langstaff correspondieron a tumores fungantes, los cuales en la mayoría de los casos, realmente eran metástasis.

 

En ese entonces, el examen histológico no se practicaba clínicamente, por lo que para saber el diagnóstico se debía prestar atención a la apariencia macroscópica durante la autopsia.

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Hay algunos casos reportados como el de un militar Alemán que murió de pionefrosis bilateral, debido a obstrucción ureteral por una masa pélvica infiltrante que se originaba en la próstata. En palabras corrientes, es una dilatación de la pelvis renal a causa de una acumulación de pus producida por un acceso de la uretra, lo que genera una masa en la próstata del paciente.

Otros casos fueron señalados por un cirujano francés, Stanislas Tanchou, quien descubrió que entre 1.830 y 1.840 en París, 5 de las más de 9.000 muertes por cáncer correspondían al tipo de próstata.

 

Cabe destacar que para ese entonces este padecimiento era considerado una afección muy extraña, por lo que los avances sobre la misma eran pocos. Fue hasta 1.853 que se estableció el primer caso de cáncer de próstata con examen histológico. J. Adams, un cirujano de Londres, reportó el suceso a la Asociación Real Médica y Quirúrgica de Londres.

A pesar de que en el siglo XIX los diagnósticos fueron pocos, en el siglo XX el cáncer de próstata se convirtió en el tipo de cáncer con mayor frecuencia entre los hombres.

Dicha víctima fue un hombre de 59 años que había muerto por un tumor escirroso (revestimiento de la pared del estómago) en la glándula prostática, la cual le afectó los ganglios de la pelvis. Falleció después de lidiar tres años con los síntomas de sus afecciones. Adams dijo que todo indicaba ser una enfermedad muy extraña, por lo que pidió a un patólogo revisar el caso, este último confirmó la afirmación de Adams al realizar un examen histológico en el momento de realizar la autopsia. Sin embargo, a pesar del hallazgo de Adams, no se reportaron muchos casos de cáncer de próstata en las décadas posteriores.

 

Charles Brenton Huggins, médico de la Universidad de Chicago, realizó el mayor descubrimiento sobre los efectos de la castración y de la administración de estrógenos en las células cancerígenas de próstata. Incluso, este hallazgo le adjudicó el Nobel de Medicina en 1966. La investigación de Huggins sentó un precedente en los tratamientos de cáncer, porque fue el primero en demostrar que la enfermedad podía ser tratada con fármacos.

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